El proveedor que nos rompió el corazón

Todo parecía alineado. Buen precio, buen trato, buena vibra.
El proveedor nos había prometido calidad, rapidez y acompañamiento. Incluso nos mandó muestras. Todo pintaba bien… hasta que no.

Primero fueron los retrasos.
Luego, los mensajes sin respuesta.
Después, los productos que llegaban mal empacados, incompletos, o de otra marca.
Y finalmente, el silencio total.

Lo más difícil no fue el problema logístico. Fue la sensación de haber confiado en alguien que no respetó la confianza. Porque más allá del negocio, nosotros construimos relaciones.

En un punto, tuvimos que decidir: seguir soportando con tal de no empezar de cero… o romper de tajo y asumir el costo.

Y elegimos lo segundo.

No fue fácil. Tuvimos que pedir disculpas a clientes, absorber pérdidas, buscar nuevas opciones y volver a probar desde abajo.
Pero esa decisión reforzó algo que hoy es regla interna en Hupe:
No trabajamos con quien no cuida lo que nosotros sí cuidamos.

Esa experiencia nos hizo más exigentes, más observadores, más conscientes de que no todo lo que brilla en una cotización vale la pena en la práctica.

Perder a ese proveedor fue un golpe.
Pero también fue un filtro.
Y gracias a eso, hoy elegimos distinto.
Elegimos mejor.